jueves, 20 de junio de 2013

.... Aquí no hay playa ¿pero hay parque!!

Ya llegó el calor y se acercan las vacaciones de los más pequeños, así que la mayoría estaréis ya pensando en la playita... Si no podéis escaparos os recomendamos que os acerquéis este fin de semana al festival 'Aquí no hay playa... ¡pero hay parque!'. Habrá manualidades, conciertos, taller de danza del vientre ¡y guerra de globos de agua! Las actividades son totalmente gratuitas.


Reciclamos los tapones...


Errores de padres en su afán en que sus hijos lean

¿Por qué a muchos niños no les gusta leer? Quizá toda la culpa no la tengan la televisión y las consolas


«Haced lo que queráis, porque de todas maneras lo haréis mal», decía Sigmund Freud a las madres. Quizá fuera demasiado extremo, pero lo cierto es que con toda la buena voluntad del mundo, a veces los padres se equivocan. Todos querrían ver a sus hijos devorando libros y disfrutando al leermientras aprenden sobre mil y un asuntos, pero en su empeño por fomentar la lectura, el tiro les sale por la culata. ¿Qué falla?
No «hay que leer». Ya lo decía el escritor francés y profesor de literatura Daniel Pennac en el ensayo «Como una novela» con el que lleva abriendo la mente a muchos padres y educadores desde hace 20 años: el verbo leer, como el amar o el soñar, «no soporta el imperativo». Leer es un derecho, no un deber. Es inútil obligar a leer y además resulta contraproducente porque no se transmite una afición por la fuerza.
No se contagia un «virus» que no se tiene. Si los padres no leen o sus hijos no les ven leer, difícilmente podrán convencerles de que se lo van a pasar bien leyendo. Las personas a las que les gusta leer normalmente han tenido algún familiar que les ha transmitido la pasión por los libros. La falta de tiempo no es excusa porque cuando algo realmente se quiere, se busca el tiempo, insiste Pennac.
La lectura, no siempre en soledad. Leer a un niño «es una práctica fundamental, tal vez la más importante y eficaz sobre todo con los niños que tienen dificultades para leer y les cuesta un gran esfuerzo», señala el maestro, licenciado en Historia y logopeda Pablo Pascual Sorribas. Al escuchar a sus padres, comprenden mejor el mensaje y disfrutan con la historia.
¿...y por qué en silencio? «¡Extraña desaparición la de la lectura en voz alta. ¿Qué habría pensado de esto Dostoievski? ¿Y Flaubert? ¿Ya no tenemos derecho a meternos las palabras en la boca antes de clavárnoslas en la cabeza? ¿Ya no hay oído? ¿Ya no hay música? ¿Ya no hay saliva? ¿Las palabras ya no tienen sabor? ¡Y qué más! ¿Acaso Flaubert no se gritó su Bovary hasta reventarse los tímpanos? ¿Acaso no es el más indicado para saber que la comprensión del texto pasa por el sonido de las palabras de donde sacan todo su sentido?», escribía Pennac.
No al constante «¿qué has leído?». Examinar a los niños de cada capítulo o cada libro convierte un placer en un examen, con la ansiedad que de ello se deriva. Conversar sobre un libro que se ha leído fomenta la lectura, siempre que el niño no se siente como en un banquillo. Es el «derecho a callarse» de todo lector, porque ¿a quién no le molesta que le pregunten qué ha entendido?
No a los clásicos por obligación. La escritora Ángeles Caso describía en el artículo «Lectores del siglo XXI» cómo se enamoró de la literatura: «No recuerdo que me padre me negase nunca un libro. Ni por bueno ni por malo, ni por demasiado sencillo ni por demasiado complicado, ni por moral ni por inmoral. En mi casa leíamos con la misma fruición los «Cuentos del conde Lucanor» y las historietas de Tintín, el «Poema del Cid» y las trastadas de Guillermo Brown...». Y añadía: «Si alguna vez le devolví un libro sin terminarlo, lo recogió con la misma sonrisa con que me lo había entregado, sin hacerme sentir culpable o tonta por mi desinterés». Los padres pueden alentar y estimular, pero los lectores tienen derecho a elegir.
No al «hasta que no lo acabes, no hay televisión». La televisión se convierte así en un premio y la lectura en un trabajo, en el peaje necesario hasta la tele, una contradicción. Y puede ser la tele, o la consola...
Miguel de Cervantes decía: «El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho». No pongamos zancadillas.

Los diez derechos del lector

viernes, 7 de junio de 2013

Coeducación: Visita de una médico del EOE

Nuestro cole nos informa de la próxima actividad de Coeducación:

"Desde la coordinación de Coeducación nos gustaría contar con vuestra participación, como oyente, en la charla sobre "enfermedades de la mujer" que se celebrará el dçia 11 de Junio del 2013, a las 13 horas, en el centro CEIP Santa Teresa. La ponente será Sña. Mª Rosario Cantero, médico del EOE, que nos dará información para mejorar y prevenir posibles enfermedades de la mujer. Os esperamos.

                                                                           La coordinadora de coeducación."


Desde aquí os animamos también a participar, será muy interesante y podremos preguntar las dudas que consideremos importantes.

miércoles, 5 de junio de 2013

Fiesta Fin de curso

Como todos los años, el Ceip Santa Teresa organiza su Fiesta Fin de curso para despedir el año escolar. Dicha Fiesta tendrá lugar el día 21 de Junio.
A su vez el Ampa Torremocha, organiza el ambigú con el objetivo de recaudar fondos para la asociación y que posteriormente estos fondos puedan utilizarse para mejora de instalaciones del colegio o para cubrir material escolar para dotar la educación de nuestros hijos de mayor calidad.
Desde estas líneas queremos hacerte partícipe de que cualquier padre o madre puede ayudar en la organización y desarrollo de esta actividad, si lo deseas puedes comunicárselo a cualquier miembro del ampa, para poder organizar el trabajo.

Gracias por tu colaboración!! y recuerda 
"La educación es la mejor herencia de los padres"

martes, 4 de junio de 2013

Reunión Ordinaria del Ampa

El Miércoles día 5, la Junta del Ampa Torremocha se reune de forma ordinaria para preparar y poner a disposición del profesorado del Centro el apoyo necesario para la organización de la fiesta fin de curso de este año; Junio 2013.

El cariño hace niños inteligentes


El mejor legado que podemos transmitir a nuestros hijos es, sin duda, el amor. Éste es la fuente de su autoestima, lo que les hace fuertes para afrontar retos y frustraciones, lo que les embarca hacia el éxito personal.
Al nacer, todos contamos con un potencial intelectual que crecerá según los estímulos que recibamos, ya que nuestra corteza cerebral no evoluciona automáticamente sino de acuerdo con la información que recibimos. El principal desarrollo en el niño se produce durante los primeros cuatro años, en el periodo imprinting, cuando el cerebro del pequeño es más sensible al aprendizaje y ‘llena su disco duro’.
Durante esta etapa es fundamental que el niño albergue en su mente el mayor número de vivencias posible que, junto con una adecuada estimulación, generarán nuevas conexiones neuronales en su cerebro, y éstas determinarán su inteligencia. Investigadores de la Universidad de Montreal (Canadá) compararon el desarrollo del cerebro de ratas cuyas madres les lamían y rozaban, con el de otras que no habían recibido ‘afecto’. Comprobaron que las que habían tenido contacto físico desarrollaron más su cerebro y eran más capaces de afrontar situaciones de estrés. En otra investigación, llevada a cabo por la Universidad de Washington, se descubrió que cuando los padres hablan de sus emociones en familia, los hijos aprenden a manejar mejor las suyas, prestan más atención y son mejores alumnos en el colegio.


El amor alimenta su cerebro

El cariño expresado de mil maneras (una caricia, una mirada, la suavidad de una voz...) desencadena en nuestro cerebro la producción de oxitocina, una hormona que nos hace proclives al amor y la ternura. Los científicos la llaman “la molécula de la confianza”. Menos conocida es la vasopresina, que también circula por nuestro cuerpo cuando nos sentimos queridos. Esta sustancia regula nuestras reacciones emocionales y cognitivas, además de la presión arterial y la capacidad para calmar el dolor. Pues bien, un estudio realizado en la Universidad de Wisconsin Madison (EE. UU.) demuestra que los niños criados con padres cariñosos tienen niveles más altos de estas dos hormonas que los que no reciben afecto.
No pienses que malcrías a tu hijo si lo coges cuando llora. Dile lo mucho que le quieres y lograrás despertar su inteligencia. Él necesita saber que puede contar contigo para sentir confianza en sí mismo. Una forma muy agradable de demostrarle tu amor puede ser haciéndole masajes mientras le estés hablando. Esta práctica crea lazos afectivos entre el bebé y el adulto. Y con las caricias enviamos mensajes al cerebro que consiguen establecer conexiones, las cuales permiten que el pequeño aprenda.
La tensión constante o la falta de ternura dentro del seno familiar genera en el cerebro del niño una sustancia, el cortisol, que puede entorpecer su crecimiento. Lo ilustra el estudio realizado por la psiquiatra Marcelle Geber, en el que compara a bebés de Uganda amamantados y cuidados con amor por sus madres, con bebés de Europa alimentados sólo con biberón mientras permanecían sentados en carritos. Descubrió que los primeros desarrollaban sus capacidades motrices e intelectuales mucho antes que los segundos.

¿Algo menos de autoestima?

Está claro que el amor mejora notablemente la imagen que el pequeño tiene de sí mismo, y que ésta influye en el buen rendimiento escolar. Sin embargo, Betsy Hart (madre de cuatro niños y columnista norteamericana) advierte, en su libro Sin miedo a educar, de un peligro: “Los psicólogos han averiguado que muchos estudiantes con notas mediocres tienen un concepto bastante elevado de sí mismos”. Se trata de un fenómeno nuevo, propio de una generación reciente, educada en una autoestima desmedida. ¿La propuesta?: “Mostrar a nuestros hijos que son valiosos no porque ‘sean estupendos hagan lo que hagan’, sino porque pueden elegir hacer las cosas mejor cada día”.


Fuente: http://www.ar-revista.com 

Las 4 claves para a enseñar a nuestros hijos a ser responsables


Los padres siempre preguntan si existe una fórmula para saber cómo educar a sus hijos. Luego de analizarlo con detenimiento les comparto estas 4 claves.

  1. QUE APRENDAN QUE CADA ACCION TIENE UNA CONSECUENCIA.

    Desde el pequeño niño que derrama el vaso con agua en la mesa, y su madre le pide que limpie el líquido, hasta el joven que quiere salir el fin de semana y no respeta la hora de llegada, y se le castiga ya que se le advirtió que de no llegar a tiempo se le prohibiría salir la semana siguiente. La única condición aquí es que se le haga consciente de que él es el responsable de remediar lo que ha hecho (en el primer caso) y que también es responsable de que no consiga las cosas si no cumple con las reglas (en el segundo caso).

  1. QUE APRENDAN A DEMORAR LA GRATIFICACION INMEDIATA DE SUS DESEOS.
El impulso de los niños es hacia obtener lo que necesitan inmediatamente. La labor de los padres consiste en irles enseñando a esperar por las cosas, ya que es necesario que aprendan a moderar sus impulsos biológicos. El caso de un niño de 5 años que hace un berrinche mayúsculo cuando no se le complace de inmediato en  La Tienda y la madre termina comprándolo para evitar que el niño siga haciendo el escándalo. Saber ser paciente y tolerante cada vez que tenemos una necesidad, evita que hagamos niños y jóvenes agresivos, impacientes, intolerantes y groseros, que pretendan salirse con la suya a como dé lugar.
El padre que le presta las llaves de su carro deportivo al hijo que no es responsable y termina atropellando a un peatón, debido a que iba borracho con sus amigos. La hija adolescente que quiere irse a una pijamada a casa de una amiga que no conocen bien sus padres. Y que sin ninguna consideración miente y se va sin permiso. Porque está acostumbrada a hacer lo que se le da la gana…

  1. QUE APRENDAN A DAR ALGO A CAMBIO POR LO QUE RECIBEN.

    Esto se refiere a que los hijos aprendan a ganarse las cosas con su esfuerzo, compromiso, atenciones y luchando por las cosas. Conocí una madre de familia que todo le daba a su hija desde pequeña. Incluso le compraba cosas que la niña veía en las tiendas y que le llamaban la atención, sin siquiera pedirlas. Con los años, esta niña se volvió una joven soberbia, grosera, exigente que no entendía por qué tenía que dar algo a cambio de sus caprichos. Los padres 1 / 3Las 4 claves para a enseñar a nuestros hijos a ser responsables que piden a los hijos desde pequeños que colaboren con sus padres en el negocio con un horario determinado, que apoyen en el cuidado de los más pequeños, que hagan mandados, o labores del hogar, forman personas responsables.

  1. QUE APRENDAN A AGRADECER POR LO QUE TIENEN.
    Cuando un padre da algo a sus hijos, lo hace pensando en ofrecerle quizás lo que él mismo no tuvo. Debido a eso, da de manera desmedida, sin que al hijo le parezca necesario agradecer lo que su padre tuvo que hacer para comprarle algo. Lo malcría mucho el padre que no le enseña al hijo a reconocer que detrás de un regalo, un privilegio, hay un ser que pagó algún precio por ello. Desde su esfuerzo diario en el trabajo, sus desvelos, su vida entera, Pero a sus hijos no les queda claro la importancia de reconocérselo. Pero quien debería reconocerlo primero es el padre que da lo mejor de sí.

Artículo escrito por la psicóloga Laura Reyes

http://mujertuereslasolucion.blogspot.com/